martes, 24 de mayo de 2016

Quiero mirar tus ojos del color de la coca cola

21 de mayo del 2016,un día cualquiera en el calendario gregoriano para cualquier mortal de este planeta hasta ahora, simple, vacío y sin ningún aliciente salvo que me fuera de viaje a un sitio turístico. Pues no, este día pasará a mi disco duro como uno de los mejores días de mi vida , no por haberme subido por primera vez a un escenario, ni por haber compartido con tod@s mis compañer@s de reparto una obra excelente, pasará a mi historia como el día que superé todos los miedos, complejos, vergüenzas, que diranes y demás gilipolleces que tenemos los seres humanos y no nos damos cuenta nunca en nuestra puta mierda de vida monótona en la que nos metemos si no despertamos a tiempo.
No ha sido el hecho de hacer teatro lo que me ha causado este cambio cerebral , ha sido el descubrir que los prejuicios me tocan todo lo que os podéis imaginar, los prejuicios, el pensar que va a decir fulano o mengano sobre lo que me apetece hacer, el tener vergüenza ante el homo sapiens de lo que pienso, hago o digo, todo eso me la pela, me he dado cuenta de que si quieres hacer algo que no dañe a nadie ¿por qué no lo puedes hacer?, por que no puedes conseguir con tus locuras que alguien pase una hora y cuarto olvidándose de sus problemas y pueda reírse, y disfrutar.
Esta es la vida que me gusta, esta es la vida que creo que puedo ofrecer a los demás y mientras dure la seguirte haciendo y la seguiré dando .
El sábado 21 me sentí muy feliz de lo que hice, me sentí muy feliz de lo que hicieron mis compañeros, Luis, Anto, JuanLo, Jóse, y sobretodo mis chicas a las que quiero y querré siempre, Mati, Cris, Laura y especialmente a Rem, gente que sin saber como soy ni de que voy, han conseguido que los quiera para el resto de la vida, porque me han enseñado a ser yo, a ser el Miguel que Miguel quiere ser, a mirar de frente a ese poquito espacio de tiempo que pasamos en este planeta y a aprovecharlo al máximo.
Repito lo que dije en Facebook, no se si lo hice bien o mal, lo que se es que lo hice con vosotros y eso no tiene precio.
Parecen las declaraciones de un borracho donde todo le parece genial, pero las emociones que he sentido con esta aventura son indescriptibles.
Lo dicho, gracias compañeros por devolverme a mi mismo y gracias a todos los que estuvisteis disfrutando de ese pedacito de corazón que nos dejamos el sábado en la casa de la cultura del mejor sitio del mundo que no es otro que mi Manzanares El Real.


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